Un madurador de miel es un recipiente, comúnmente hecho de acero inoxidable o plástico alimentario, que se utiliza en apicultura para almacenar la miel recién extraída de las colmenas. Su función es permitir que los restos de cera y otras impurezas asciendan a la superficie para ser eliminados, lo que mejora la calidad y la claridad de la miel.

El tiempo que la miel debe permanecer en el madurador puede variar dependiendo de factores como la temperatura y la humedad, así como las características específicas de la miel.

Sin embargo, en términos generales, se recomienda que la miel permanezca en el madurador durante al menos una semana, y en algunos casos hasta dos semanas. Esta es la duración típica necesaria para permitir que todas las impurezas suban a la superficie y sean eliminadas.

Aunque es importante destacar que una vez que la miel ha sido extraída y filtrada, no necesita "madurar" como lo harían otros productos, como el vino o el queso. En este contexto, el término "maduración" se refiere más bien a la decantación que consigue la eliminación de impurezas y la mejora de la claridad de la miel.

Por lo general, en unos pocos días o semanas, la miel decanta. En este proceso las impurezas suben y pueden ser eliminadas de la capa superior. A esto se le llama “decapado” de bidones. El tiempo de decapado y su efectividad dependerá de:

1) la densidad de la miel, relacionada con su humedad (las densas decantan peor), y de su temperatura (a mayor temperatura menor densidad)

2) del diámetro de las partículas (las grandes suben a la superficie rápidamente, las pequeñas tardan más)

3) de la altura del recipiente.